6 puntos que mirar en las etiquetas
- Lidwine
- 9 jun 2018
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 10 jun 2018

¿Alguna vez has visto una lista de ingredientes en una coliflor? ¿No? Esto es normal porque los alimentos reales no tienen.
Sin embargo, seguramente querrás comprar productos que tengan información nutricional y una lista de ingredientes. Sin ser especialistas, hay algunas reglas simples para recordar al mirar la parte posterior de un producto:
1. Evita los alimentos que contienen ingredientes que una persona normal no comería
¿Acetato de potasio? ¿Ácido propanoico?, ¿Tienes estos ingredientes en tus armarios? No, afortunadamente porque no es comida.
Si no lo cocinas tú mismo, ¿por qué confiar en un industrial? Los aditivos están en su comida para que permanezca más tiempo en los estantes y lo hacerte adicto más rápidamente. Estos son debatidos regularmente sobre los efectos en la salud, no los comas y estarás a salvo.
2. Evita los alimentos que contienen azúcar (o edulcorante) en los primeros 3 ingredientes de la lista
Los ingredientes de un producto se enumeran por orden de importancia en la composición del producto. Si el azúcar figura en los primeros 3 ingredientes, esta no es una buena señal.

3. Evita los alimentos que contienen más de 5 ingredientes.
A veces, para productos simples, la lista de ingredientes es igual de larga que nuestro brazo. Compara las marcas y busca la que tenga menos ingredientes.

4. Evita los alimentos que promueven los beneficios de salud.
No te dejes engañar por las trampas del marketing, si los fabricantes necesitan convencernos de que el producto es bueno para la salud, probablemente no lo sea. Los alimentos "light" y "0%" entran en esta categoría y deben evitarse.
5. Mira el contenido de carbohidratos y azúcares.
Como sabes ahora, los carbohidratos y el azúcar son los dos factores principales en la toma de grasa. Al elegir productos con el mínimo de estos dos nutrientes, limitará su respuesta glucémica y cuidara tu salud.
6. Presta atención al tamaño de las porciones.
Algunos fabricantes intentan engañar a los consumidores jugando con los tamaños de las porciones para minimizar los números, por ejemplo, sobre el contenido de azúcar. Pero cuando hacemos la relación para un consumo real (por ejemplo, 200 g) nos damos cuenta de que las cifras se vuelven astronómicas.
Lidwine H.
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